Yo vivo de tu sonrisa de media luna, de tu perfumado aliento, flotando llegas a mí. Eres del viento, a turbadora distancia te llevabas el fulgor de un corazón errante que estalla ahogado por una lluvia compasiva.
Ven, sin embargo; deja mi mano, yo soy de la tierra del escarmiento, donde hasta los amigos comen carne humana. Mi boca besa lo que muere, y lo acepta.
Ven… porque yo vivo de tu sonrisa de media luna y de tu perfumado aliento, no olvides soltar mi mano porque soy de la tierra, la tierra del escarmiento.