Que efímero el tiempo que se acaba cuando más quiero que se alargue el día,
Que suerte de desdicha mi agonía
De querer encender nuevamente una llama que se apaga.
Mil suspiros de enojo lanzo al viento
Porque no alcanzo aquello que procuro
Y se levanta ante ante mí como si fuese un muro
El desdén de un reloj que no me escucha
Y vuelvo a perder la dura lucha
y regreso a mi rincón frío y oscuro.
Una distancia breve tal como infinita
La que separa mis dedos de tu piel
Y mi boca que añorando está el placer de rozar la tuya se entristece
Y el tiempo corre y la distancia crece
Y en mi intento de alcanzarte vuelvo a pecercer.
Cuando será el día que te tenga finalmente?
Cuándo, que repoces tu cabeza en mi regazo?
Cuándo mi cuello estará rodeado de tus brazos?
Cuándo estarás en mi cama así como en mi mente?
Cuándo tendré la suerte de mirarte y besar tu frente en la mañana?
Cuándo podré saciar las ganas
inmensas que tengo de abrazarte?
Mientras tanto ahogo mi lamento
recordando el olor de tu fragancia
Y le pido brevedad a la distancia
Y al tiempo, que me de más tiempo.