Dame un abrazo,
será como un sedante,
lo necesito.
Es que las sombras
avanzan y me abrazan
con mucha fuerza.
Y tengo miedo,
mis nervios son más fuertes
que la razón.
Por eso busco
el néctar de tus labios
como calmante.
Porque está en ellos
la dosis de ternura
que ahora preciso.
No me lo niegues,
el miedo me atenaza
y es mi enemigo.
Tú sabes bien
el miedo que me embarga
y me supera.
Te necesito,
repito nuevamente,
quiero ser fuerte.
Y para ello,
¡aléjame los miedos,
dame el valor!
Rafael Sánchez Ortega ©
04/12/24