TÚ, MUJER
Tú, mujer, que padeciste el hambre de tus hijos
Punzándote en el alma más que tu propia hambre,
derramabas por tus mejillas perlas de rocío
amargas como la hiel.
Tú, mujer, que en tus manos portabas la paloma de la libertad
atadas sus alas con espinos infernales.
Tú, mujer, que padeciste sed de justicia.
Luchadora incansable,
siempre la cabeza alta,
la honradez y el coraje fueron tu lema.
Tú, que exhalaste el último suspiro
cuando tus ojos estaban ciegos de pena y llanto.
Hoy, me asomo a tu balcón
para ver al ángel que peina tus pestañas
y adorna tu pelo con un ramo de jazmines.