Abanicos, arden ramas
de castaños y abedules
y allá, sobre el horizonte,
miles de aves sobre el humo,
nidos quemados.
Lánguida impotencia.
.
Qué nostalgia entre las gentes
de aquellos claros y oscuros,
de sombras bajo una copa,
de aquel bosque cantarín
de su frescura.
Lánguida impotencia
.
pues a la vera del río
resoplaba la arboleda
en verde y en amarillo,
el ruiseñor y el jilguero
cantaban trova.
Lánguido el recuerdo.
.
Carros, soldados y tropas
cantan patrióticamente
mientras pájaros cantores,
buscando su grano, emigran,
dejan los nidos.
¿Dónde están los árboles?
.
©María Teresa Fandiño Pérez
A Coruña
28/10/2024