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Paso del tiempo

El paso de los días es un reloj de arena quebrado.

Como una muñeca de trapo, hecha pedazos.

 

Es una sonatina ceremoniosa y angélicamente demoníaca,

Que marca con minutos el principio de los tiempos, el anhelado fin de la vida.

 

Es el comienzo del fin, el principio del final,

Algo sombrío que siempre amarás.

 

Son miedos recogidos en una bolsa mística,

Con los latidos de las almas arrítmicas,

Los cuales en la sociedad predominan.

 

En la esquina, miro con indiferencia

A la muerte, con su imponente hoz, pasar con soberbia.

 

Se choca con la vida, temerosa y sombría,

Llena de miedo y carente de alegría, pues la muerte arriba.

 

A por otro ser inmundo terrenal viene,

A crear terrores a las vulgares gentes.

 

El tiempo y ella son la misma persona;

Ambas se enlazan y la destrucción conmemoran.