Elizabeth Maldonado Manzanero

Tormento

Quise decir tu nombre y el silencio se alzo

como propagación atroz de mis tormentos

quise escuchar cómo te me escapabas

entre el eco de mi fuerte llanto atormentado

más mis ojos siempre sollozantes apagaron

como siempre en todo, mis sentidos,

la furia contenida en mis adentros y el amor

ese amor tan inmenso que he estado sintiendo

los puse como barrera compacta entre tu ser y el mío,

en vano todo, todo mi arrebato, mi huida inalcanzable

de tus pasos y abrazos pues entre las paredes

de mi piel de fuego ingobernable se abre paso

el recuerdo que te mantiene vivo.

He aspirado afanosamente el anhelado olvido

y mis ganas de vivir, se van menguado

más mi deseo como sólida armadura,

me suplica quedarme otra vez contigo.

En vano gritar y blasfemarme a mí misma,

negando en la razón que estaba cuerda

Es imposible que después de desgarrarse el pecho

una profunda calma, y el más débil sosiego

me hagan buscar otra vez la falsedad de tus besos.

toda mi furia haces presa con una débil sombra,

como acrecentar la mecha exigua que hace arderme

los sentidos para buscar lejos de ti nuevos puertos

Y no, aquí estoy derrotada, pendiente y dependiente

de un te quiero que pueda fácilmente atropellarlo todo

para hacerme arder a puro grito el amor que en silencio

siempre de piel a piel te he compartido, mientras de dolor

me sirves otro plato como alimento insano a mis desvelos

y aunque grité, vocifere y rumie maldiciendo lo que siento

con lánguido cautivo, he de resignarme a seguirte padeciendo…