Diego Pantoja

A La Que Busco

 

Por sendas de ensueño la he buscado,

a esa diosa etérea de encanto sagrado.

Es una perla del alba, un lirio encantado,

un canto del río que brota callado.

 

Su piel, un dorado matiz de la aurora,

su andar, la armonía que el viento atesora.

Sus ojos, dos luces que el cielo decora,

su voz, melodía que al alma enamora.

 

Por las montañas vagué en desvarío,

pregunté al anciano, consulté al rocío.

“¿Dónde se oculta la reina del río,

la que inspira la luna y el canto del mío?”

 

Mas nadie sabía, ni el sabio ni el niño,

del rostro sublime de trazo divino.

Solo el silencio, cual hondo destino,

me dijo en susurros: “Es sueño y camino”.

 

¡Oh musa lejana, del alma señora!

Si no existieras, no habría aurora,

ni ríos que canten, ni luz en la hora,

ni versos que ardan en la tinta que llora.

 

Por ti, cruzaría mil mares bravíos,

le robaría al tiempo sus días tardíos.

Pues sé que tú existes, ¡oh magia, oh latido!

De ti nacen los cielos y el mundo encendido.