Llorar también es de hombres; llora si te hace falta, llora, no te contengas.
Llora, alivia tu carga, derrama esas lágrimas, nadie te señalara, no hay drama.
El dolor que tienes debe expulsarse; si tienes oprimido el pecho, saca llorando.
No pienses, no creas que si lo haces, parte de tu hombría desaparecerá de ti.
La vida es efímera; llora si sabes que esa es la solución o tu momento de alivio.
Todos pasamos por lo mismo: dolor, sufrimiento, traición, depresión, desilusión.
Muchas veces no es tu culpa, no es por lo que no haces o por lo que haces; tú solo llora.
A veces todo cuesta; si debes dejar lo que debes dejar, hazlo, deja, pero tú llora.
Llorar no es cuestión de género, no es cuestión de hombre o mujer, es parte del ser.
Si algo te pesa, si algo te angustia y no puedes más con lo que tienes, tus ojos moja.
Con llorar no cambiarás nada, no te querrán de nuevo, no se arrepentirán, pero llora.
Para saber si estás vivo, al nacer te hicieron llorar; entonces llorar al viento es vida.
Si cuando alguien muere se llora, ¿por qué abstenerse si algo dentro de mí murió?
Si estás herido, llora; si estás afligido, llora, por todo lo que crees que puedes hacerlo.
Llora mientras tienes vida, llora mientras estás vivo, llora mientras tienes tus motivos.
El día en que estés muerto, ya llorarán por ti; ese día ya nada importará, será tu fin...