Hoy sábado me quiebro, soy vestigio olvidado,
un cascajo de sueños que no quiso crecer;
el viento me acaricia con su toque envenenado,
y en mi pecho la grieta se abre para arder.
El día se desploma, su mofa me encadena,
me arrastra con su risa a su lóbrego festín;
soy poeta en cenizas, una farsa que condena,
un eco que agoniza en su propio sinfín.