La mariquita en la rama
entonaba dulce arrullo,
con su ropa colorada
y sus lunares de luto.
El saltamontes brincón,
con su pijamita verde,
escuchando ese arrorró
saltaba entre los cipreses.
La libélula coqueta,
con alitas de cristal,
agradeció al sol contenta
por hacérselas brillar.
La mariposa en su vuelo
de colores hizo un brindis;
posada sobre un helecho
parecía un arcoíris.
El grillo quiso cantar
con su amiga la cigarra,
pero ella cantaba mal…,
era muy desafinada.
La abeja trajo canastas
con frascos de miel muy fina,
y en su traje resaltaban
rayas negras y amarillas.
Y con esa miel tan rica
bañaron fresas y moras
que trajo en una cestita
una mantis religiosa.
Con su brillo iridiscente
el escarabajo joya
sus alas fuertes extiende
y vuela hacia la amapola.
Iba ocultándose el sol
y para ahuyentar las sombras,
llegaron con su esplendor
las luciérnagas hermosas.
Entre luces y entre arrullos,
entre frutas y entre mieles,
entre flores y entre arbustos
los bichitos se entretienen.