AMA
Teníamos por costumbre
nacer en los meses de luz;
pero tú,
desafiando al ocaso,
te apareciste en octubre.
Teníamos por costumbre
morirnos de madrugada,
pero tú ya habías pactado
dejar de estar para siempre
bien entrada la mañana.
Te abandonaste a la nada
en un día luminoso,
en un abril que te abría
la sonrisa en su mirada,
mas le cerraste los ojos
y se apagó la jornada.
No te sedujo el cortejo.
No hubo forma de animarte.
No te quedaba más vida
que ofrecer a quien te amaba…
…¿Quién te amaba?...
Yo amaba amar a mi Ama.
Quise hacer lo que debía,
saldar la deuda adquirida,
pero pronto se hizo tarde;
no dio tiempo a demostrarle
el cariño que guardaba.
Aunque madre sólo hay una
y el día de su partida
se me truncó una gran parte,
sé que lo más importante
sigue siendo todavía, continúa…
Aún…
aún la conservo en el alma…
LUJITAR (1-11-24)