Alexandra L

Dios

Despierto en la mañana dando gracias a Dios
el inmenso regalo de otro rayo de sol
la magia de mi aliento, de mi vista y mi voz
de este sencillo verso que hablara del amor.

Esta gracia  infinita con que toca mi cuerpo
permitiendo que ande, fluir mis pensamientos
señor que en cada hora no me ha desamparado
y aun en tiempos de perdida me lleva de su mano.

Ay amor que solloza y que canta en el viento
pensamiento que viaja por todos los recuerdos
caricia que marchita, quimera que desangra
a las puertas del verbo que silencia y da calma.

Dios lector de las almas que llegan y que marchan
eres pan que alimenta el corazón que ama
das la fuerza infinita en la agonía que abraza
dibujando un mañana que se llama esperanza.

Dios, mi Dios de las penas, del llanto y el tormento,
mi dios de la alegría, de la risa en el viento
no me importa en qué nombre te pudiera invocar
el dios de cada hombre y mujer, nada más.

En estos días extraños, de catedrales muertas
donde la duda acude a tocar tantas puertas
donde el humano muerde la mano que le dio
olvidando ser hijos todos de un mismo Dios.

Danos la alternativa y ese libre albedrio
intentaremos ir por el mejor camino
donde el amor al prójimo sea al fin la verdad
alcanzando el futuro en un mundo de paz.

                Salmo 23

El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar
junto a tranquilas aguas me conduce;
me infunde nuevas fuerzas,
me guía por sendas de justicia
por amor a su nombre.

Aun si voy por valles tenebrosos,
no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.

Dispones ante mí un banquete
en presencia de mis enemigos,
has ungido con perfume mi cabeza;
has llenado mi copa a rebosar.

La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre.