1.- Música lenta
Como aquello que no se ha dicho nunca,
como un signo que te arrebata y te lanza a tus abismos,
aquella es la música de los árboles,
aquella la música del viento,
y unos ojos que se abren lentamente,
y un suspiro que nace de las entrañas.
2.- Última petición
Una tarde más quiero en este mundo,
y que el viento me bañe por última vez.
Un último fulgor entre los montes,
un último suspiro de los árboles,
y luego solamente un silencio de muerte,
profundo como un océano, lento
como el sueño que te vence en la noche.
Una tarde más quiero en este mundo,
y que el sol me otorgue su poema,
para morir entonces, satisfecho
de haber sido feliz como los dioses.
3.- En los montes de mi tierra
Caminé muchas horas entre la inmensidad,
Entre los abismos de piedra y de tierra,
Y sentí un ardor en el pecho, un amor extraño.
Quise guardar la imagen viva, retenerla
Como un tesoro de belleza inmortal.
Pero ¿cómo podría encerrar la magnitud de los montes,
Los vaivenes violentos de la tierra,
El frescor del viento y de la tarde?
¿Qué puede nacer de mí ahora?
El éxtasis perdura, pero no encuentra manera
De salir de mí, de expandirse desde mi ser al mundo.
Es del mundo sin duda. Es indescifrable.
Es indecible como la belleza o el arte.
¿Qué es? No puede explicarse, no pertenece
Ni a la forma ni al espacio, ni al tiempo quizá…
Estoy vivo, respiro, exhalo vida y belleza,
Me muevo entre jardines inmensurables, canto,
Me tiendo en el pasto humedecido, siento el roce
Del pasto sobre mi cuerpo, amo la tierra que me rodea.
No pienso, no recuerdo ni el abecedario.
Frágil como una hoja, el viento me lleva
Para un lado y para el otro, sin destino.
Soy llevado por el azar. El azar elige mi forma,
Elige mi voz y mi propósito. Estoy
Envuelto de verde azar, de rojo azar,
De hermoso, de infinito azar.
Y duermo ahora,
Recostado duermo, inmóvil, como un tronco caído.