El día se viste de pálido duelo,
un manto cenizo que ahoga el fulgor;
las nubes, altivas, dibujan el cielo,
pintando en lo alto su burdo clamor.
Oh, gris panorama de vana arrogancia,
pretendes teñir con tu sombra el ardor;
mas ríe mi alma, hallando fragancia
en gotas que caen con lento fervor.
Y aunque el sol sucumba, la lluvia me abraza;
su canto en el aire me invita a soñar,
pues amo estos días que el luto desplaza
y en húmeda calma me enseñan a amar.