Ven por tu amor, no temas la distancia,
que el eco de tu voz resuena en el viento,
las estrellas vigilan tu última esperanza,
y en cada susurro vive mi sentimiento.
El mar que nos separa, inmenso y profundo,
no mide el corazón ni ahoga el suspiro,
las olas son testigos de un amor fecundo,
cada latido tuyo es un muro al olvido.
Las montañas pueden alzar su fortaleza,
los ríos dispersarse buscando su verdad,
pero el amor sincero encuentra la destreza
de unir dos almas en intensa bondad.
No temas, amor mío a la sombra del miedo,
pues la fe es un puente entre tú y mi anhelo,
y aunque mis manos no toquen tu piel,
las huellas de tu amor son mi único cielo.
Las horas son ninfas que juegan con el tiempo,
cada segundo sin ti es un eterno lamento,
mas sé que en el viaje que diseñe el destino,
el amor nos abrazará en el más dulce abrigo.
Así que ven por tu amor, sin mirar atrás,
la vida nos aguarda.
Reúne tu valor, siente la brisa suave,
cada paso te acerca a lo que te espera,
que en este viaje, amor, siempre serás nave
y yo, tu puerto eterno que jamás se desespera.
Andrea