La culpa fue mía, yo lo sé.
Quise encerrar en mis manos un amor tan grande,
mis miedos fueron puñales,
el egoísmo, el peor de mis males.
Acepto la derrota ante mis defectos,
esos que amaste, pero que al final fueron el detonante.
Quizás nos salvamos de amarnos a la antigua,
con anillos y promesas que al final, con la costumbre, se borraría.
Claro que la culpa fue mía,
por tratar de moldearte a mi medida.
Claro que soy un biyano disfrazado de héroe,
o será que es la manera en que expreso mis heridas.
Total, para acabar el tema y la rencilla,
mis letras no son tuyas, mucho menos mi tinta.
Solo fuiste una enseñanza que yo mismo me di, muy bien aprendida.