Salvador Galindo

Raíz bastarda

Maldice lo que en el nombre no tuvo rabia o esperanza

Quien cree que en sus pasos solitarios habrá luminarias, solo retrocede

Para desandar la forma de lo que abandona.

Poesía, raíz bastarda, ahora

por favor, quiebra tu propio vientre.

Si es nuestra palabra la casa del ser

Seré su primogénito infiel y deseante,

Si resulta ser nuestra herencia,

entonces yo seré el mayor de sus abortos.

 

Madre, en el montaje de esta ficción

O en la intemperie de la economía

Lee estas palabras,

Solo por ahora, dales el peso que merecen

O la materia mortal que desmerecen

arrojadas contra nuestras deudas de nacimiento

escritas a la manera de los profetas de temporada

solo leídas por la noche como en un prólogo bastardo de los sueños.

 

Hermana, tú solo piensa en el reflejo de lo que amas y atesoras

Sin modular todavía lo que la razón no desvirga.

Piensa en el amor como en ese rayo de la leyenda, sin reino ni raíz

Que todas las mañanas se cuela por el cuarto e invade tu universo

Solo para decirte que abras la puerta y disuelvas lo que en ti era carne y no canción.

Crece hacia lo que yo siempre me negué en secreto: la broma sagrada

De las personas y las cosas que no tienen límites ni expectativas

Pero que con solo un gesto

Acarician el tumulto y se abandonan a la maquinaria de los días.

 

Uno que otro confidente se abraza extático

En los ritos fúnebres de día domingo,

Para que en algún momento de debilidad florezcan

Las melodías ocultas de nuestra penitencia,

Desentonando  con el ritmo original de lo que fue inocente y se olvida

 

Lo aún no escrito es herida e incendio en el seno de la familia

Pero es fuego que quiere disolver algún hielo

Como el hacha de Kafka, todavía sin demasiada fuerza

Pero con el suficiente fondo.

Es historia abrigada en escombros de ternura

nocturna, sin dar razón a la razón.

Es linaje incendiado en la vena,

socavando lo más hermético de uno mismo,

sólo para no abrir del todo el corazón

y vivir de acuerdo a nuestras desapariciones.