Cuando la aurora llegue a tu
balcón y, yo no esté allí en la alcoba;
me echarás de menos porque, no
habrá ese desayuno en la mesa, o en
la cama. Esa era la costumbre
tuya porque, otro no tendrá quien lo
haga mejor que yo. ni nadie lo hará.
Eso será tu sufrir y, no esperes mi
regreso porque, hoy en día hay otra
que lo hace para mí y, mis días son
felices porque, también la mimo,
que ella se lo merece,
es una gran mujer, sencillita como la quiero yo.