Visiones del corazón
Sentado, acá en el parque, me vino tu reflejo,
así como un pasaje de un libro sin leer.
Sentí, inmediatamente que estaba disparejo,
porque no te veía como lo hacía ayer.
Entonces, preocupado, dispuse un sentimiento,
atado al desafío, variable entre los dos...
y dije que te amaba, llorando en el momento,
pero nuestra novela lo supo, solo Dios.
Con lágrimas y solo, veía tu sonrisa
hacer mil corazones, estando frente a mí.
Y no tuve respuestas, amar bajo la brisa
es todo lo más bello que siento yo por ti.
Mi boca, sin palabras, dedujo unos fonemas
y en el tartamudeo tu voz, yo recordé...
surgió tu bello rostro, te dije mil poemas,
dejando en evidencia que siempre existe fe...
El parque, iluminado, me dio la hermosa vista
como un hermoso cuadro que el cielo lo pintó...
los códigos descritos, cual prenda futurista,
detalle inmaculado la noche me dejó.
Y viendo, entre las sombras, siluetas tras siluetas,
mis manos, dilatadas, secaron mi llorar.
y quise, en ese instante volar ocho planetas,
en sí, completamente, los mares navegar.
Mi pecho en un desierto contó lo que podía,
sirviendo de testigo los muros del local;
allí, grité tu nombre, tu nombre en poesía,
allí, donde el reflejo clavó su pedestal.
Samuel Dixon