Ya no puedo dormir,
pensando si es raro decirte que te extraño,
aunque últimamente somos todo, menos extraños.
Medito si luchar o huir contra estas ganas de besarte,
pero prefiero contemplarte;
es mi forma silenciosa de amarte.
Disfrutarte a ti, a tu risa, a tus pecas, qué delicia:
tus ojos, tus brazos, tus labios me hipnotizan.
Debo confesarte
que te has vuelto algo más que mi motivante.
Pretendo mantenerme distante,
pero tu olor cautivante
hace que mi corazón entre en un estado preocupante.
¿Qué haré con estas manos necias?
Empiezan a perder toda conciencia.
Analfabetas de paciencia,
me gritan que te quieren conmigo,
quieren convivencia.