Siempre estuve clara que en la manera que te veía
no veía a nadie más.
En el momento en que nuestras miradas conectaban,
inmediatamente se me suavizaban;
se me suavizaba el corazón.
Sentía esa caricia;
anhelarte se sentía como mi último suspiro.
El pecho se me llenaba de calor,
un calor acogedor.
¿Así se siente el amor?
¿Esa es la definición?
¿La llegué a conocer finalmente?
El deseo de tenerte para mí,
de poder sentirte libremente,
de que me tocaras libremente;
acariciar mi cintura,
convertirme en tu lienzo favorito.
Que pintes mi corazón
a través de tus caricias,
y tus dedos, mi complemento.
¿Sabías que puedo convertir un corazón roto en una galería de arte?
Tan solo para que me veas.
Puedo ser todo,
hacer de todo con el corazón hecho añicos,
sin que nadie lo note,
ni siquiera tú,
ni siquiera yo.
Sin tan solo pudiera vivir
donde mi corazón pueda sentir sin disculparse,
donde mi vida sea una fantasía,
tu fantasía para ser más específica,
y no esta pesadilla
de estar sin ti.