El grito está en el silencio
Alimentando formas
Que visten un todo.
Puede ser que aun en lo más alto,
El que gira, a mí agua,
Lontananza esquiva.
Aguantar la memoria no es una
Peregrinación al olvido,
Es alimentar la conciencia
Inquieta de inmacula estación.
Copa la única forma de arrestar
Lo que ya no es presente
Y necrosa juntas isobaras: el
Tiempo no juega a volver,
Para él no existe la redondez
De un cuerpo.
Habita en mí la trashumancia,
Fiel reflejo del rosal en primavera
Y esa ave que posa y duda
De toda rama, de toda posibilidad
Que derrota lo que ya no son
Apéndices de fidelidad al aire.
Un prado fue y no engaña,
Queda quieto sepulcral sin importar
Que una y otra vez caen las hojas
Y la memoria no falla.
Lo que se pierde en el pecho anda,
No se va... no hay posible desgracia.