Yo vi en éxtasis
un gorrión que, sin pena,
sus cantares entono,
y lloro,
Y su pena conmover
a las ramas parecía.
Y un alma,
que entre suspiros de amor,
anhelante elevó la vista
hacia la azul lejanía.
Y fue ahí,
que con sus alas cansadas,
aquel gorrión que sin pena
sus cantares entono,
sus versos escribió...
¡Y era yo!
Abed Hassan