¿Qué te pasa Petenera
que tienes tristes los ojos
y tu risa zalamera
la guardas con mil cerrojos?
El porqué de tus quebrantos
el porqué de tus temores,
el porqué son esos llantos
el porqué de tus dolores.
-¡Porque no viene mi amante
con sus ojos de aceituna
a conocer el semblante
del hijo que está en la cuna,
que con el canto del gallo
se duerme esperando el día,
que aparezca en su caballo
bajando la serranía!
-No lo esperes, que no viene,
que a otra ventana se asoma,
que otra mujer lo entretiene
y bebe de otros aromas.
La vieron como alma en pena
de negro luto vestida,
con carita de azucena
y de amores consumida.
Doblando están las campanas
que se ha muerto de la pena
esperando en su ventana
a que su amante viniera
a conocer a su hijo,
¡Ayayay la Petenera!