Burgos

Un adiós sin regreso

Tomaste la decisión de alejarme de tu vida y, aunque ya lo sabía, nunca quise irme, no por disfrutar el dolor, sino porque disfrutaba estar junto a ti. Cada risa, cada sonrisa y cada caricia me hacía enamorarme aún más de ti. Pudiste tomar una decisión diferente y no dejarme ir; pudiste cuidarme y protegerme como lo hacía yo por ti. Pero no era eso lo que querías, ya que te gustaba ser el centro de atención de los demás hombres, y no te juzgo: eres hermosa, y creo que era mucho pedir que solo estuvieras para mí.

Aunque tú eras el centro de atención en mi universo, no te bastaba con eso; querías más y más, y yo te di mucho más de lo que pedías. Por más que me lastimaras y dañaras, siempre te demostré que, no importaría cuánto más me distanciaras, agrandaba mi galaxia para que, aun estando lo más lejos de mí, pudieras ver las estrellas y las constelaciones que hice por ti... Y, aun así, no bastó. Por más mundos que te hice, teniendo la esperanza de que más de alguno te gustara, ninguno te satisfizo, y pasó lo inevitable: te alejaste.

Esta vez no te volví a rogar para que volvieras, y, al no hacerlo, ya no volviste. Ahora eres una extraña a la cual extraño mucho más de lo que me gustaría. Ahora solo vives en mis recuerdos, y poco a poco te deterioras en lo profundo de mi subconsciente. Es una lástima la cruda verdad, porque, en realidad, te di todo de mí para que permanecieras junto a mí, pero no fue suficiente para ti. Con un dolor que no se puede curar, te digo adiós, mi \"verdadero amor\".