Sabias, las murallas lactantes cavilan dolorosamente
ante mi memoria oculta, en una visión hazañosa de salvedad.
Cada lado voluble de esta meditación díptera huye de mis manos febriles,
como una distancia sollozada que porta un vano olvido,
fenecido dentro de congojas gelatinosas, sulfúricamente.
En el plano de su maquinación modular de ideas, se desvían
de su centro oblongo, circundado por un globo terráqueo de latitud benevolente.
¡Oh, globo neurálgico y nevado! Sufres al lado de tu plateada soledad,
interdental en su leve peso.
\"Who marks the hours within that aged sphere of unresolved reality,
burping only reflections?\"
Lo que es transparente lo es consigo mismo, como el rostro de una
encrucijada que guía un instinto condenado a observar el relato
imperioso de dudas hormonales en el recreo del látex fracasado.
Monociclo de silencio ambiguo y catálogo trimestral del sueño
arquitectónico que recibe al vacío bien congelado de ilusiones
inermes, llora campante, confundido y sonante, blasfemando
la infección contorsionista en el colirio de ayer.
Apatía de cuernos macarrónicos en coquetos malabares
deambula por las calles de ojerosas paciencias y en la lejanía
se pierde para reclamar caminos de pegajosas perseverancias.
Ivette Mendoza Fajardo