Marcos Magallanes

Este primer verso es un mero compromiso...

Este primer verso es un mero compromiso.
Tenía que escribir algo esta noche, no supe qué.
Pensaba en los grises rincones de la casa.
(En todas las casas hay un rincón al menos)
Un rincón que nuestros ojos, sin nosotros, miran.
Un polvoroso rincón que se abre
y del que emergen sombras que te agarran el rostro con ternura.
La insignificancia de este momento es un resguardo.
El ojo adivina en esa oscuridad la figura,
no lo sabes entonces,
pero esa es la tiniebla del alma. Son las caries del alma
una ansiosa necesidad de estar realmente muerto,
un rato.
Qué arrogancia el hasta luego.
En este rincón están guardados los hasta luego
que sin saberlo eran adioses.
Un amor descascarado,
un borroso abuelo que todavía brilla,
la partida de ajedrez que aún me duele,
el estribillo, la canción que apenas recuerdo.
Qué desacierto mirar este rincón
creer en su humedad, en el vacío,
lamentar los designios de la Suerte,
sopesar la quimera en un ojalá, entender
saber al fin
(ese es el único acierto)
que esta es la muerte por la que vivo.