Caricia en tinta negra,
presionando de una hoja,
de papel su arteria,
arcaica manía
tiene como suspiro,
aquella confusa nostalgia.
Guarda el secreto
la débil tumba,
en la caligrafía yace,
el laberinto de su misterio,
epístola de visiones fugaces,
resplandece su penumbra.
«Si no fuese silencio,
no tendría el suspiro
para guardar en mi corazón,
vena de árbol,
tu eterno delirio»,
Me dijo al escucharlo,
ayer por la tarde,
después de cerrarlo.