Isabel Ortiz

El comienzo a la nada

Donde el aire detuvo su rauda marcha,

mi hálito se perdió entre su endeble caricia.

Descansaba mi cabeza entre mis rodillas,

sin que el pelaje de las brisas
 
llenara esta morada vacía.
 
 
 
Un pensamiento inicuo repiquetea en mi mente.

Se hazaña en dejar a mi alma sin vida.

Porque no importa cómo se halle,

ya fue consumida

por la mañana de aquel día.
 
 
 
\"No puedo\", me digo.

Solo queda reducir mis palabras

al criterio de la nada.

Pues se retienen en mi cabeza 

las violentas verborreas sin clemencia.
 
 
 
¿Es esta la eterna mella oscura

que me tiene atrapada en páramos extensos?

A lo lejos, en aquella luz gélida

se asoman sucesivos portentos

que me llevan a preguntas premuras.
 
 
 
Denotan en mi ser

las peroratas insondables,

resuenan en mi alma 

líricas innumerables.
 
 
 
Cómo es que funciona la memoria

es lo que quiero saber.

¿Acaso no se va a perder?

En lo efímero de mis días

¿No va a desaparecer?
 
 
 
\"¿Cómo se escapa?\" Me dice, pero no hay salida.

\"¿Cómo esquivas?\" Replica, pero no hay huída.
 
 
 
¿Cómo son posibles las horas de lucha?

Horas de mucha tempestad

que se derrama por mi cuerpo

y me somete a trasnochar.
 
 
 
Es ambiguo este sentir.

Todo se torna tan confuso,

y la confusión me lleva a un solo punto.

Aquí es donde inicia desolada

el lento comienzo a la nada.
 
-Isabel. O