Diario mío, testigo de mi alma,
En tus hojas blancas he escrito mi dolor.
¿Por qué callas ahora, mi fiel muralla?
Mi corazón, herido, te suplica amor.
Recuerdo noches de confidencias eternas,
Bajo la luz de una luna plateada.
Tus páginas guardaban mis esperanzas ternas,
Y en ellas, mis sueños se habían posado.
Hoy, tu silencio es un abismo profundo,
Que se abre ante mí, oscuro y sin luz.
Mi alma, sedienta, busca en ti un segundo,
Un eco de mi voz, una señal de cruz.
¡Diario, mi amigo, mi corazón, mi confidente!
Devuelve mi voz, que se ha vuelto muda.
Despierta mis sueños, que están adormecidos,
Y llena mi alma de una nueva vida.
OneyCFCuba