Si la volviésemos a ver,
si la pudiera respirar de nuevo,
con todo y sus demonios,
su intrínseca belleza
y sus arrebatados insomnios.
Le hablaríamos de todo
para no tener que decir nada, luego,
me prendería de su mirada,
pues la mía no puede evitar envejecer.
Si la volviésemos a ver,
enmarcando su luz proyectante,
significaría que regresó octubre,
aceptando que el corazón descubre,
y que algo estuvo ausente.