Cantan los árboles por la brisa;
al igual el metal y el cemento;
canto de altura al cimiento,
de nota estentorea y precisa.
Asciende la ventisca aprisa
hacia lo alto en la ventana
componiendo por la mañana
cánticos que ella improvisa.
Hasta se balancea la cortina,
con movimiento casi sinuoso,
al compás del viento acucioso.
Al unísono, voces difusas,
un mensaje del viento quejoso,
al final una obra inconclusa.