Es tu magia mi doncella,
la que juega con espumas
de las aguas y sus brumas
que reflejan una estrella.
Es tu don, virgen doncella,
que sonríe a reverencias
de sonrojos, de anuencias,
entre voces de esperanzas
que cantarán las alianzas
de la más bella creencia.
En tus sueños ves el cielo
que abrazó la profecía,
principio de luz y guía
para el dolor y el anhelo.
Darás calor a los hielos
y a los ruidos el sosiego,
respuestas a todo ruego
donde haya necesidades
de amor, envuelto en bondades,
amor que no queme el fuego.
Allí donde el viento eleva,
donde se ciernen temblores,
serás la rosa entre flores,
en libres jardines de Eva.
Divina promesa nueva
de una fuerza enamorada,
que con voz tan deseada,
rescatarás del olvido
el mayor amor perdido,
tan solo, con tu mirada.
Jhetsefany