Bajo el abrigo de la luna,
la noche canta mi fortuna;
nuevos acordes que en el cielo
me reviven con su revuelo.
La brisa soñada acaricia,
con sonrisa de una delicia.
Recuerdos fluyen como ríos,
tejiendo sueños y amoríos.
Una sombra juega en el suelo,
y en mi pecho late el anhelo.
El momento crea un suspiro,
que reconforta mi respiro.