Unos días bastaron para ver solo vestigios,
te sobraron para descubrir mucho de mí,
y te diré:
si daño es todo lo que sé hacer,
has de mí no más que un arma.
Empuñame con rabia, si es necesario,
y derrota a costa mía a tus adversarios.
Pero no hagas de mí un cincel,
no busques construir algo bello
tan solo dando martillazos,
ni levantar paredes, ni un techo.
Si solo sé destruir, pues úsame,
y de los escombros, erige algo para ti.