Elogios a precio de vanidad.
En foros de papel, fingida pluma,
se cruzan los halagos con destreza,
él juega a seductor y en su pereza,
la musa sonríe, reina en la espuma.
El verso, que en la letra se degrada,
es moneda de cambio y de vileza,
y en el duelo de egos, con sutileza,
se forja una batalla enmascarada.
Compiten por la gloria de un \"qué bello\",
un \"gracias\" disfrazado de caricia,
mientras el arte muere bajo el sello.
Más ríe la verdad en su injusticia,
ni bardo, ni diva ven el destello,
pues es vanidad su única delicia.
La Bruja Irreverente.