Yo caminaba por un sendero mientras pensaba en la oscuridad que invadía mi cuerpo, no me detenía, proseguía,
elaborando así las mejores rimas que se me ocurrirían con el miedo que la oscuridad me traía.
Veía a lo lejos una luz que no titilaba, potente y blanca, que se expandía sobre el terreno llano, como si fuera de día.
Mis pasos apresurados tropezaron y cayeron mirando hacia atrás
corriendo,
Sentía que me perseguían,
Me herían y corrompían
Pero cuando llegue a la luz que no palpitaba
potente y blanca
Estabas tú, mirándome con ojos de amor y gracia.