Carlos Eduardo

-El después-

-La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!

 

Esas alas te llevan a la verdad,

habitas mundos de fantasía,

poética,

un universo sin fronteras,

multiversos burbujas,

destellantes vibrando

en la multiplicidad de firmamentos,

rítmicamente,

visionaria...

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Mi amor está hecho de sueños,

está claro, te adivino,

sé de tu alma;

todo lo que a ti te sucede

a mí se transmite,

alegrías, penas, tristezas, emociones,...

la fantasía es real;

 

vagabundos enamorados,

nos abraza gente linda,

el vals, los violines,

es vivir,

despertar imposible,

... 

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