Cual jilguero saltarín.
Inquieta, cual joven jilguero
saltando de rama en rama,
buscando sitios mejores
donde posarte o detenerte.
Cantando continuamente
tus sensaciones diarias,
no paras, saltas y cantas,
cantas y saltas sin parar.
Esta rama es bonita, me gusta,
esta otra parece mejor, me gusta.
Y me gusta aquella de allí,
que parece dar más sombra.
Desde aquí arriba es buen sitio
para lanzar mis trinos al aire.
Ahora cantaré también desde
aquellas ramas de allí abajo.
¡Qué guay, que bien me lo paso!
¡A vivir, que son dos días!
¡Insensata, que poca lucidez tienes!
¡Óyeme, escucha a la voz de tu conciencia!
A ver si algún día sientas la cabeza,
no tienes necesidad, ni te hace falta imitar
los vuelos de un jilguero para ser feliz.
Hay otras cosas en la vida que… te
reconfortarían más en tu volar continuo…
si supieras verlas y aprovecharlas.
No tienes que ir saltando de ramas
a brazos y de brazos a ramas sin parar.
La vida no tienes que conquistarla
día a día, deja que ella te conquiste
con su experiencia y sabiduría.
Presta atención, a tu entorno cercano,
fíjate y observa donde tienes… quien
te puede ofrecer cariño puro y sincero.
Se quedó quieta, asustada, intentando
seguir dando saltitos de rama en rama,
no podía, cerró fuertemente los ojos,
los volvió a abrir, y… siguió saltando
de rama en rama nuevamente.