Cada vez que tus manos tocan el piano
Tus traviesos dedos abren cerrojos
Umbrales concebidos sólo en los sueños
Cierras tus párpados en absorto éxtasis
Como viendo más allá de lo evidente
Y el tiempo se detiene sobre las teclas
Cada nota desprendida me embelesa
Las sigo atenta y me pierdo en ellas
Con cada melodía siento cosquillas
Sonríes pleno transfigurado en ángel
Y en esos viajes me transportas contigo
Donde el cielo es transparente y puro
Las aguas se rizan con suave brisa
En las montañas hay incrustadas gemas
Y los prados de tan floridos son acuarelas
Tu arrobamiento es tan profundo
Que parece tu melodía collar de perlas
Parecen tu mente montar cometas
Otros rasgan guitarras o soplan flautas
Otros repiten lo que ya fue escrito
Otros saben de goces o profundas penas
Tú solo tocas las blancas teclas
Tú dejas tus dedos al albedrío
Tú sabes lo que hay más allá de esas fronteras