Qué triste y solo se ha quedado el vacío,
ahora que no tiene ni el frío.
Ahora que sabe que está poblado de la nada,
y que tiene soledad desparramada.
Qué pequeño se nos hizo el infinito
ahora que sus fronteras son noches
que han olvidado lo que era un día,
ahora que sabe que la eternidad está perdida
cuenta y cuenta en cerillos y manzanas
los lados de un círculo al revés.
Qué confusa está mi alma
Ahora que busca más allá del miedo
Ahora que se olvida de las horas
y halla fragmentos de ti en lo que no soy yo.
Qué fracasos tiene el sentido,
y cuántos otros los signos,
el verbo no le basta al hastío.
Qué rota yace la imagen
de aquella roca que el tiempo pulió,
ahora que se sabe paisaje,
tumba antigua de un dios que murió.
poema de otoño en un cobre carruaje.
Qué solo pasa el tiempo
ahora que de sus relojes se despojó
y arranca a su paso
algo de mí que quedaba en ti.
una lágrima, un latido, una risa
mi sonrisa, una image o su cruel intento,
Ahora que hay algo de mí que busco y no encuentro ya en ti.
Pero dime, cómo se deshacen las palabras que arden en la lengua,
cómo subir esa escalera de ruidos silenciosos,
cómo existir en la cal de un dia que muere en la pupila.
P. Sabag, palabras escapándose