De lugares remotos
y rauda
viene la luz que me golpea como
puerta, túnel, retrato, coro frío.
Pero no la palabra.
Pero no la palabra. Ella sube
de la sombra del aire
de los pasos del sí
de mujer que me ciñe. A la altura
de la pelvis se asoma y vuelve
a hacerlo cuando alcanza la punta sin dios
de la encendida lengua.
Momento de escribir.
De sexo.