En el principio, el cosmos danzaba,
un vaivén de luz y sombras,
y en su aliento eterno, la chispa,
un latido que llamamos amor.
La estrella no solo guía; conecta,
hilos invisibles entre galaxias,
tejidos que unen pasado y futuro
en la trama infinita del ahora.
Navidad, instante cuántico,
donde el tiempo se curva y el alma despierta.
Un niño, un átomo, un universo,
la misma esencia en múltiples formas.
La paz no es solo ausencia de ruido;
es la sinfonía que el todo entona,
armonía en los quarks, en las ramas,
en las miradas que cruzan fronteras.
El amor, fuerza universal y eterna,
trasciende partículas y dimensiones.
Es el puente entre corazones,
la energía que transforma lo que toca.
Hoy, en este vórtice de esperanza,
la humanidad respira el eco del mañana.
Navidad nos recuerda: somos uno,
ondas de vida en el mismo mar estelar.
Que la luz que nació en Belén,
como supernova de ternura infinita,
ilumine los senderos de este planeta
y despierte lo mejor en nosotros.
Porque en cada gesto hay un Big Bang,
y en cada abrazo, un universo nuevo.
Navidad, portal cuántico del alma,
donde la paz y el amor son siempre posibles.
A.B.A. ©2024
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires – Argentina
Imagen: Madonna Cósmica - 1958
152.5 x 91.5 cm - Salvador Dalí -