Bajo el cielo oscuro de la noche,
donde las nubes leves levitan suavemente,
transitando el cielo con gracia y sutileza,
la luna llena y brillante ilumina la escena.
El viento susurra entre los árboles,
meciendo sus hojas con una suave melodía,
mientras el pasto verde, iluminado por la luna,
brilla con una belleza serena y pacífica.
En mi casa del conurbano, la ropa recién tendida
cuelga al aire libre, fresca y limpia,
mientras los niños pasan con sus hermanitos más pequeños,
y sus bolsas de los mandados, llenas de vida y de movimiento.
Pero en este momento, yo busco la soledad,
la paz que me permite descansar después de un día ajetreado,
un tiempo para mí mismo, para reflexionar y relajarme,
y dejar que la belleza del mundo me envuelva y me serene.