Un beso rueda por tu piel y te va buscando el alma. Palpa tus cabellos, acaricia tu alma, moja tus ojos, tus pestañas y en tus mejillas es agua de rosa vestida de luz clara.
Ahoga en tu boca, en tus labios y resurge en suspiros ligeros de albas de plata y continúa por tu cuello, por tus pechos inchados y tu vientre de tibia morada.
Para anclarse en tus vellos, caer por tus piernas, aferrarse en tus muslos y encontrar su destino en las plácidas llanuras de tu suave espalda.
Un beso rueda por tu piel en camino profundo a la nada, que no es luz ni mañana.