LE DIJE QUE LA AMABA.
Y le dije que la amaba,
más ella nada expresó,
no oír quizás simulaba,
pero sé, que lo escuchó.
Y callé también con ella,
alivianando el momento
y endulzando el tormento,
de silencio sin voz ni huella.
Eran tibias sus manos,
su abrazo era flama,
como rayos tempranos,
de fúlgida mañana.
¿Y qué decir de su talle?
Escultura casi perfecta,
Y a pesar… Que lo calle,
lo devela su ropa discreta.
Y se cruzaron nuestras vidas,
como barcas en mar desconocido
que por viento y olas sacudidas.
Airosas… No han sucumbido.
Y le repetí que la amaba,
a pesar de su indiferencia
y ella… Solo callaba,
más no su conciencia.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Diciembre 12 del 2024.