Yeshuapoemario

Disfruta con la ley de Jehová; día y noche lee su ley y medita en ella (Sal. 1:2).

 

En el sendero de la vida, la verdad es la luz que guía,

un faro en la oscuridad, un refugio seguro en la marea.

Es en la ley de lo Divino donde el alma encuentra su melodía,

y en sus palabras sagradas, la paz que tanto anhela.

 

Día y noche, en su ley meditamos, buscando comprender,

las lecciones que nos enseña, los misterios que nos revela.

Es un viaje constante, un aprendizaje que nunca tiene fin,

una búsqueda incansable de la sabiduría que en su núcleo lleva.

 

Vivir la verdad, más que estudiarla, es nuestro mayor desafío,

es poner en práctica lo aprendido, es andar el camino con fe.

Es en la acción donde la verdad cobra vida, donde se muestra su brillo,

donde se convierte en el acto de amor más grande que uno puede hacer.

 

Autoexaminarnos es el arte de mirar hacia dentro con honestidad,

de reconocer nuestras virtudes y también nuestras áreas a mejorar.

Es un acto de humildad, es aceptar la realidad con claridad,

es el primer paso para crecer, para en la verdad avanzar.

 

Pablo nos instó a seguir adelante, sin importar el progreso alcanzado,

a caminar con rectitud, con la mirada siempre en el horizonte.

Es un recordatorio de que la perfección no es un estado, sino un camino trazado,

una invitación a continuar, a pesar de los obstáculos, con la frente en alto.

 

Y cuando andamos en la verdad, las bendiciones comienzan a florecer,

mejora nuestra vida, y el gozo en el corazón empieza a brotar.

Alegramos a lo Divino, y a nuestros hermanos, con cada paso que damos,

con cada verdad que vivimos, con cada acto de bondad que logramos demostrar.

 

Amar la verdad es amar la esencia misma de la existencia,

es abrazar la luz que disipa la sombra, es aceptar la invitación al baile eterno.

Vivir la verdad es el camino hacia la felicidad más pura, la más profunda esencia,

es la razón más noble para seguir adelante, para mantener el alma en vuelo.

 

Así que sigamos adelante, con la ley de lo Alto como nuestra guía,

con la verdad como nuestro estandarte, y el amor como nuestra fuerza.

Que cada día sea una oportunidad para vivir con mayor sabiduría,

y que cada noche sea un momento para reflexionar con mayor intensidad.

 

Porque en la verdad encontramos el sentido, la dirección y la claridad,

en ella hallamos el propósito, la pasión y la dignidad.

Es el regalo más precioso, la joya más valiosa de la humanidad,

y es nuestro deber honrarla, vivirla y compartirla con generosidad.