Si Cristo cuida las aves,
que vuelan libres al viento,
con sus alas de esperanza
y su canto en el tiempo.
Él les da el sol y la lluvia,
el refugio y el alimento,
cada día en su amor eterno,
en el ancho firmamento.
Si Cristo cuida las flores,
que pintan campos y valles,
con sus brillantes colores,
y su aroma en mil detalles.
Él les da la luz del día,
la frescura del rocío,
cada pétalo en su abrazo,
en el jardín escondido.
Se que Cristo cuida las vidas
más pequeñas y vulnerables,
con un amor tan inmenso,
tan completo e inefable.
Entonces sé que a mi alma,
en sus manos llevará,
con el mismo amor y gracia,
Él también me cuidará.