“El poema también es grito.
Estalla desde el dolor,
centro profundo del fuego,
que derrama su lava
y se desgrana al empaparse de océano.”
M.E.A.
He escuchado el alarido, silencioso grito,
saliendo de un ser apesumbrado,
aprisionando la herida lacerante
y haciéndola intima erupción de fuego.
Pudo ser el rugido de una fiera mutilada,
pero fue profundo su silencio
y fue en pudor guardado como propio
el dolor nacido de esa muerte,
sangre de su sangre, y lo convirtió en lágrimas
de aguas salinas, para que fueran a
“empaparse de océano”.